lunes, 30 de abril de 2012

Las palomitas nunca supieron tan bien


Lo primero es lo primero: el enfrentamiento que en un momento dado de la película encara a Hulk (pero siempre me ha hecho más gracia llamarle La Masa) con Loki, el malo maloso, es la mejor escena que en una película de superhéroes he tenido el placer de ver, más incluso que el interrogatorio de El Caballero Oscuro o el origen de Rorschach en Watchmen (las cumbres del siempre maltratado, y normalmente siempre con justo merecimiento, género superheroico). 
   Y con esto me voy a proponer a dejar de hacer aseveraciones tipo "la mejor....de la historia del...", porque me doy cuenta de que es algo que hago con bastante frecuencia y porque la lista de las 200 mejores películas de todos los tiempos de Cinemanía me ha dejado bastante cabreado, por las sangrantes ausencias y las inexplicables presencias, y eso.
   Me voy a limitar a decir que la película es una pasada, y a seguir en esa línea. Los Vengadores debería convertirse al instante en el gran paradigma de "cumplir lo que se promete". Esto es, explosiones, frases testosterónicas, efectos visuales resultones y, sobre todo, palos, palos a mansalva. Cuando salía del cine me encontré con unos chavalines pegando saltos, dándose golpes y gritando cosas como "¡Yo soy Hulk!", "¡Yo soy Iron Man!", "¡Yo soy Ojo de Halcón!" (esto último es broma), y, qué diantre, deseé unirme a la acción. Y disponerme a derrocar al malnacido que pretendía ser Iron Man para tomar el relevo.
   Como todo el mundo imaginaba, es el personaje interpretado por Robert Downey Jr el que se adueña de la función sin problema alguno, con sus chistacos y la chulería innata del actor, que lleva haciendo diez años el mismo papel y nunca, repito, nunca, nos cansaremos de él. Con esto no quiero decir que los otros superhéroes no tengan su protagonismo y sus momentos de lucimiento (salvo Ojo de Halcón, jijiiji), ni que el villano no tenga su carisma. No tengo la menor intención de ver Thor, pero el Loki este, que por cierto, mitológica y técnicamente era quien poseía la máscara que en buena hora ciñó Jim Carrey (dato friki en el que no dejé de pensar durante la proyección), da el pego. Tiene hasta un diálogo con Scarlett Johansson (en un papel que no le exige mucho más que estar buena, como siempre) rodado con nervio y con su tensión y todo. La Masa luce encantadora por su parte, siendo un tremendo éxito de casting el haber recurrido a Mark Ruffalo; el metraje que en esta película ocupa su personaje merece muchísimo más la pena que el de las dos películas anteriores (aunque en mi dudosamente humilde opinión no fuera tan mala la primera de Ang Lee).  
   Por lo demás, el Capitán América y Thor vienen a ser los blancos perfectos para las sarcásticas chanzas de Downey Jr y dan unas hostias como panes, así que también bien. Si vamos a lo malo, por ser algo objetivos (y he de decir que no fui alcanzado por esta objetividad hasta bastantes horas después de haberla visto), la historia que lo une todo es un chusco McGuffin (un cubo súper poderoso que acumula una energía inabarcable, lo nunca visto) y la construcción del clímax es, digámoslo con tacto, chapucera. Vendría a ser como (Loki): "Oh, vaya, son como cinco contra mí si no contamos al andoba que tira flechitas... pero no lo vais a conseguir, jajaja, voy a llamar a mis amigos alienígenas del espacio exterior para que os den hasta en el carné de identidad". Y en esto empiezan a aparecer bichos feos de cojones, los Chiflakis o algo por el estilo, que no valen para nada, pero que como hay un huevo a los Vengadores les cuesta como cuarenta minutos partirles las cara a todos. Y aquí paz y después gloria.
   Pero lo cierto es que el asunto de los Chuchunanis seguramente no le importe ni a Carlos Boyero, porque es una batalla espectacular y un clímax inmejorable en el que, además, la puesta en escena se luce con un plano secuencia estupendo, con la cámara siguiendo en Nueva York a cada espantajomán luchando por su lado, que no dejé de mencionar a mis amigos para que se enteraran de que estudio Comunicación Audiovisual, y de que me sirve de algo.
   Así que eso, salvo por el cubo de los Transformers y los Chimichurris, la película es una delicia. Te ríes, te lo pasas bien, sientes el deseo de una necesaria regresión a la infancia (muy eficaz el asunto de los cromos), y vuelves a creer que el cine, al menos a nivel de espectacularidad, aún te puede sorprender. La recomiendo con todas mis ganas y desde lo más profundo de mi corazón, y a los que no me hagan caso, pues que se vayan a ver Los Juegos del Hambre, que seguro que es una pasada también........... (¡JA!)


2 comentarios:

  1. Sublime... Al final me voy a hacer seguidor de esta mierda de blog nacida del aburrimiento y del típico ego de darse a conocer al mundo de alguna manera que no sea en un grupo de rock´(PORKA!) Felicitaciones, me sacas alguna sonrisa cada vez que te visito ;)

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    1. ¡Muchas gracias, guapetón! Podrías seguirme, sí, y así tendría hasta TRES seguidores, lee bien, TRES.

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