martes, 3 de septiembre de 2013

El renacer de Jeff Wadlow (tiene gracia porque nadie sabe quién es Jeff Wadlow)

Hola de nuevo, bitches. ¿Os habéis aburrido este agosto? ¿Deseabais ya una nueva entrada de nuestro blog de cabecera? ¿Me echabais de menos? ¿Con quién estoy hablando? El caso es que he vuelto tras un mes sabático debido a que mis experiencias audiovisuales hasta hace bien poco no suponían materia aprovechable para escribir, o, lo que viene a ser lo mismo, a que todo lo que había en las carteleras era basura (sí, otras veces he encabezado un artículo de modo similar, pero es que... ¿Lobezno inmortal? ¿Pacific Rim? ¿Guerra Mundial Z? ¿Elysium?; a lo mejor alguna de éstas no era del todo mala pero, ¿a quién coño le importa?). Y he vuelto para hablaros de Kick-Ass 2, la nueva secuela teóricamente innecesaria en la que han cambiado al director y que, por eso, ha de ser mucho peor que la primera.
   A la hora de hablar de esta película, que ya voy adelantando que no es mala en absoluto (bien al contrario) sí que son necesarias ciertas consideraciones que justificarían el mal presentimiento que la nueva película de Jeff Wadlow (dios mío, yo vi Cry Wolf, su opera prima, EN UN CINE, y nunca olvidaré... bueno, a Bon Jovi haciendo como que actuaba, y a una pelirroja que estaba bastante buena y, bueno, esto no viene a cuento) desencadena inevitablemente. Para empezar, sí, el cambio de director ha de influir. Matthew Vaughn, aunque todos pasaron de su culo cuando hizo Kick-Ass, tuvo posteriormente la suerte de hacerse cargo de X-Men: Primera Generación, y en un abrir y cerrar de ojos consiguió un cierto status que hiciera lamentarse a los fans de Kick-Ass de su marcha en la dirección. Sobre todo, claro, si ponían en su lugar a un perfecto desconocido (para mí no, como ya he dicho) llamado Jeff Wadlow. 

Yo pagué por ver esto, tetes. Superadlo

   Aún más alarmante es el hecho de que Kick-Ass 2: Balls to the Wall, la novela gráfica en la que se inspira la peli, sea no sólo netamente inferior a su precedente comiquero, sino mediocre por propios méritos. El cómic original, que por cierto presté hace siglos a un pequeño cabroncete que no me lo quiere devolver (espero que esté leyendo esto, y que si es así, sepa que le odio), es una amalgama tremendamente ingeniosa de humor negro, violencia por un tubo y parodia desde el respeto y el amor al género superheroico (cuyos días de gloria, al menos cinematográficamente hablando, han quedado relegados en el pasado sin remisión, y sí, me refiero a El Truño de Acero). La segunda parte, sin embargo, es de un predecible que asusta, y toda su transgresión se limita a lo más fácil: la violencia. La mala leche en el planteamiento y el desarrollo que se entreveía en la primera parte dejan paso aquí a una historia de superhéroes al uso, con toda la moralina y retahíla de frases vacías que esto ha de conllevar.
   La mayoría de los defectos del guión de la nueva película producida por Matthew Vaughn, siendo justos, se deben a esta mediocre fuente literaria. También se les ha ido la olla con algún que otro añadido extrañísimo (como la inclusión del tío mafioso de la cárcel, o algunas partes de la subtrama de Hit-Girl, que proviene de otra novela gráfica distinta a Kick-Ass 2 y joder si se nota). Pero en general el resultado es correcto, brillante me atrevería a decir yo. El repertorio de chistes y humor grueso que atesora Kick-Ass 2: Con un par (para qué meternos con el chusco subtítulo español, si total, está en perfecta sintonía con el tono de la peli) es inmenso, y eficaz en la práctica totalidad de las veces. Vamos, que te vas a reír, y te vas a reír mucho. A lo mejor te sientes un poco mal cuando caes en la cuenta de que esas risas vienen dadas por la trágica muerte de algún inocente, o por un calculado juego de caca-culo-pedo-vómito falso (gloriosa secuencia, por cierto), pero qué le vamos a hacer. Somos unos animales, y unos animales bastante gilipollas además, como la saga de Kick-Ass nos viene enseñando de un tiempo a esta parte. 

Como dicen en mi pueblo, "si tiene la docena, me juego la condena"

   En cuanto a los actores, el prota ahora se ha puesto cachas, y eso definitivamente le resta cachondeo a la figura de Kick-Ass (eso y que apenas reciba hostias en toda la película, lo cual podría considerarse casi una estafa). Chloe Moretz, por otra parte, ha crecido y se ha puesto que da gusto verla, quiero decir, aún más, que yo llevo queriendo tirármela desde la primera parte. Y, además de eso, sigue siendo la que más mola, la que tiene más carisma, y la que casi que mejor actúa (al menos, es la que consigue hacer más creíbles unos diálogos plagados de tacos y de frases idiotas y deliciosas). El que hace del Motherfucker, anteriormente Red Mist, es un fiera también siendo la dupla que establece con John Leguizamo, con un divertido personaje inexistente en la novela gráfica, una completa genialidad. Ah, y sale Jim Carrey, casi se me olvida. ¿Y por qué casi se me olvida? Porque para lo que hace casi se podrían haber ahorrado contratarle (librándose de estúpidos e hipócritas problemas de promoción, además), y hubieran puesto en su lugar a, yo qué sé, Nicolas Cage de nuevo, con un antifaz y un perrito. Habría tenido más gracia, fijo.
   Las escenas de acción son brutales y ultraviolentas y ultradivertidas, como en la primera película, aunque quizás menos impactantes (salvando las escenas de acción con Madre Rusia como protagonista, que como personaje es una mierda pero que como reparte la jodía). La banda sonora se mantiene pegadiza, dinámica, y absurda (vuelven a sonar Joan Jett y las Heartbreakers, pero yo sobre todo me quería detener en aquel tema del Tetris con arreglos heavymetaleros... al tío que se le ocurrió ambientar mediante éste una violentísima escena de acción con, sí, Madre Rusia de protagonista, pues bien... es un puto genio).

"Sí, tíos, en esta peli no pinto nada, pero soy el JODIDO JIM CARREY. ¿Alguien tiene algún problema?"

   Resumiendo, la secuela de Kick-Ass no es una gran película pero, desde luego, cumple lo que promete, en cuanto a ofrecer más cantidad, y más a lo bruto, que su precedente. Yo, como tampoco creo que la primera de Kick-Ass fuera una obra maestra, me arriesgo a decir que la segunda parte está, si no a su altura, un poco más allá. Me he despollado en el cine con chistes que si mi madre me viera me daría de collejas, he sentido hasta pena por cierta tragedia que se sucede a mitad del metraje, lo he vuelto a flipar con Hit-Girl, he aplaudido como una morsa con esas escenas de acción tan sangrientas y tan cutres... En resumen, me lo he pasado genial. Y decir eso de una comedia de acción desmadrada como ésta, aunque no la dirija Matthew Vaughn, creo que es lo máximo a lo que dicha comedia puede aspirar.