miércoles, 11 de abril de 2012

Apología del espectador medio, con un par


Dado que era esto o realizar el oportunista comentario sobre Titanic, defendiéndola a capa y espada contra la amenaza de snobs, modernillos y demás fauna (defensa no aplicable a su reposición en 3D en las salas de cine, la nueva y revolucionaria manera de abultar aún más los bolsillos del señor James Cameron, que es todo un visionario, signifique lo que signifique), me centraré en Intocable, esa película de la que seguramente habrás oído hablar, y muy bien. Vemos en ambas películas un curioso y elemental paralelismo centrado en sus intenciones y ambiciones, y esto es, un cine para todos, encaminado al espectador medio en el que tanto se cagaba David Simon, creador de The Wire, esa serie maravillosa que siempre se las vio con problemas de audiencia a lo largo de su andadura. Y por algo sería... A lo mejor todos somos espectadores medios, y sólo hay algunos que son, o se las dan, de más ambiciosos que el resto. La "inmensa minoría" a la que se referiría el amigo Juan Ramón, y toda esa mierda.
   Intocable ha sido una película bien criticada en todos lados, con un gran éxito taquillero que la ha avalado como en su día fueron Los chicos del coro o Bienvenidos al norte. Es ocurrente, bonita, y está basada en una historia real. Incluso uno de los actores protagonistas, Omar Sy, le ha arrebatado el César francés a Jean Dujardin, en uno de los poquísimos premios que debe de haber perdido The Artist. Ahora mismo, es la película de moda, la que le gusta a todo el mundo, la oda al espectador medio y, cómo no, en esto han de surgir voces airadas y altisonantes que la pongan a caldo porque "es muy simplona", "predecible", y "no profundiza nada". Como Titanic, pero claro, ésta les cabrea muchísimo más porque es la película más taquillera de la Historia del Cine... y vuelvo con mi consigna, por algo será, ¿no?
   Así que voy a hacer una buena crítica de Intocable; más que nada, por honestidad. Porque es demasiado fácil criticar que uno sabe cómo va a acabar la historia desde el primer momento, que apenas tiene una puesta en escena destacable (por muy entretenida que sea, oh, no, seguro que no tiene nada que ver), y que algunos personajes sobran (la hija del parapléjico es un tópico con patas, pero al menos el personaje de Omar Sy, que es el puto amo, llegado el momento se ríe de ella y la pone en su sitio). Es tan fácil ponerse así de exquisitos como pasárselo bien con la película. Seguramente sea también igual de fácil de olvidar con el paso del tiempo, pero ése es otro tema. 
   El caso es que, si por algo destaca Intocable, es por su beneplácito con la totalidad de la audiencia, por su guiño cómplice dirigido a cualquier persona que no sólo no entienda 2001. Una odisea en el espacio, sino que no le importe lo más mínimo. Tal persona, una vez despojada de las hiperbólicas gafas de pasta, se verá golpeada por una avalancha de buen humor, buenos sentimientos y buen rollo, con carcajadas incluidas (Dios, realmente llegué a llorar de risa con la escena de la ópera). Incluso se emocionará con algunas escenas, y sobre el final, simple y llanamente, se sentirá feliz, recientes las carcajadas por el asunto de los bigotes, buenísimo. 
   También podrá disfrutar de una música estupenda (tanto la incidental, con un piano muy evocador, como la banda sonora no original, con las piezas de música clásica más mainstream que pudieron escoger), y de unos actores perfectos en sus papeles. Omar Sy es el puto amo, enfatizo y reitero, con un personaje esencialmente estúpido, sí, pero creíble la mayoría de las veces, y con el que nos identificamos sin dificultad en ciertos diálogos; y François Cluzet es como el doble francés de Dustin Hoffman, con lo que cae simpático instantáneamente, y también resulta muy creíble (sobre todo cuando se contiene la risa con las monerías que hace su compañero de reparto).
   Así que se la voy a recomendar enérgicamente a todo el mundo, y me voy a quedar así de ancho. Porque yo también creo que el cuadro de turno en el que parece que el pintor ha derramado la sangre que le salía por la nariz es un churro, porque yo también recordé esa pieza de música clásica gracias a un anuncio de colonia, y porque yo también me reí con Agárralo como puedas.
   PS: Por mucha sencillez de la que pueda hacer gala en el resto de aspectos, se me escapa el sentido del título, Intocable(s). Desde El almuerzo desnudo no me hallaba tan confuso.   
   PSPS: Vaaaaaaaale, Avatar es actualmente la película más taquillera del mundo, pero yo casi que no lo llamaría película, en serio. En mi humilde opinión, vendría a ser como esa atracción que había en Disneyland, Cariño, he encogido al público o algo así, pero infinitamente más aburrida y con mucho menos guión.

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