miércoles, 15 de enero de 2014

El gran estreno de estas Navidades


No seré yo quien diga que el teatro y el cine son dos tipos de arte perfectamente complementarios y sin demasiadas distinciones específicas, pudiéndose alternar de un formato a otro sin que el resultado se resienta ni se vea antinatural, aunque, según qué circunstancias, pueda llegar a pensarlo. Esto se debería exclusivamente a una concepción que tengo del cine, puramente personal, según la cual una película cualquiera, sin un guión decente, en el 98% de los casos devendría en cacota. La obra teatral, al componerse habitualmente de puro diálogo, sería una materia prima perfecta de donde sacar no sólo películas aceptables o buenas, sino realmente excelentes. Sin menoscabo a la figura del realizador, películas como Un tranvía llamado deseo, Doce hombres sin piedad, La huella, Crimen perfecto, La cena de los idiotas o, más recientemente, Un dios salvaje seguirían siendo obras maestras, estoy convencido, aun sin contar con la dirección de nombrería de Elia Kazan, Sidney Lumet, Joseph L. Mankiewicz, Alfred Hitchcock, Francis Veber o, más recientemente, Roman Polanski. 
   Este ejercicio de pretenciosa memoria cinematográfica (que he efectuado sin consultar en FilmAffinity, porque yo lo valgo) viene a cuento de apología y queja ante las críticas que está recibiendo ahora mismo Agosto, de John Wells. Todas convergen en lo mismo: la dirección excesivamente impersonal del susodicho John Wells. Yo no voy a salir a defender a este último, porque no tengo la más mínima idea de quién es y de qué ha hecho con su vida antes de Agosto, pero sí defenderé la película en cuanto a este supuesto hándicap, y también en cuanto a otra de las ideas más arraigadas: "está hecha descaradamente para ganar premios", la cual no deja de tener gracia. Quiero decir, ¿es algo malo? ¿Que se junten algunos de los mejores talentos de la actualidad en torno a un guión ambicioso para así optar a un par de Oscars (que ni siquiera se llevará) es merecedor de desprecio y tocapelotidad? Sinceramente lo veo absurdo, pero bueno, mientras siga habiendo buenas películas, como Agosto, que sean despreciadas por su abierta ambición de galardones (que seguro que ni se les pasaría por la cabeza a señores como Alfonso Cuarón, Steve McQueen o David O. Russell, qué va) mientras son disfrutadas a costa del ya citado gran acopio de talento, seguirá habiendo buen cine, y me la traerá bastante floja todo lo demás. Salvo lo de que se metan con Meryl Streep. Por ahí sí que no paso.

El Oscar va a ser suyo, y todos lo sabemos

   La puesta en escena no es lo mejor de Agosto. Partamos de ahí para, ya que estamos, decir que da un poco igual. El estilo no está ni se le espera. El señor Wells se limita a poner la cámara frente a un actor sublime y dejar que hable, y que hable y que hable, y que alcance la gloria, al tiempo que se arriesga con pequeñas cortinillas a campo abierto, fuera de los muros de la casa/escenario, que vienen también a dar un poco igual, como la carrera de Meryl Streep por el campo o el final protagonizado por Julia Roberts. Escenas, en el caso de la primera bastante bien resuelta, y en el caso de la otra bastante innecesaria y redundante, con las que el pobre Wells querrá decirnos algo como "que tampoco soy tan vago, jo". Pero sí que lo es, realmente. Y tampoco hace falta que sea algo distinto; no es como cuando Tom Hooper (Oscar a Mejor Director por... no sé,  no lo recuerdo, cuando le vuelvan a nominar ya os digo) se pensó que podría adaptar Los Miserablesen base a primeros planos larguísimos y a escenas de acción horriblemente planificadas. Ahí la realización sí que atesoraba defectos; aquí, simplemente, no molesta.
   Los críticos, que pese a lo que pueda parecer no tienen todos ni puta idea, han convenido en alabar las actuaciones de todo el reparto, y con mucho acierto. Algunos hablan de sobreactuación por parte de Meryl Streep, y qué queréis qué os diga; a estas alturas, una señora como Meryl Streep debería estar por encima de la sobreactuación, la actuación y la infraactuación. Es tan grande que me faltan palabras para describirla, como no sea recurriendo a calificativos como leyenda, diosa, amor platónico, belleza incólumne, espectáculo continuo, ya sabéis a lo que me refiero. En Agosto sobreactúa que da gusto sí, pero porque el personaje lo requiere, y porque ella así lo quiere. El que tenga algún problema con ello que se lo haga mirar, o que si no revisite Kramer contra Kramer, Manhattan o Mamma mia para acto seguido sentirse súper mezquino. El resto del casting está, en su totalidad, muy bien, y si no llegan al sobresaliente es porque la cantidad de minutos ocupada por su personaje no ha sido la suficiente. Julia Roberts grita con un arte inédito en ella (muchos coinciden en otorgarle la victoria del duelo con Meryl Streep a la novia de América, y puede que, objetivamente, lo hagan con mucha razón); Ewan McGregor está impecable y contenido; Chris Cooper bastante gracioso; Juliette Lewis entrañable dentro de la deliciosa estupidez de su personaje; Benedict Cumberbatch sencillamente arrebatador, aprovechando al máximo cada una de las oportunidades que le otorga ser el actor del momento; Abigail Bresslin ha pasado de ser la chiquilla encantadora y gordita de Pequeña Miss Sunshine a ser encantadora y estar buenorra, y eso es bonito; y, por último, Margo Martindale y Julianne Nicholson, pese a ser poco menos que desconocidas, están estupendas también. 

Si alguien más cree que en esta peli Meryl Streep es clavada al Bob Dylan de los años 60 que se ponga en contacto conmigo, por favor. Me siento muy solo. En todos los sentidos

   Si a un reparto tan puntero le añades una banda sonora resultona y un guión brillante, la película difícilmente te va a salir rana, por muy inútil que supuestamente sea el director. Así, el libreto de Tracy Letts es proclive tanto al humor negro más extremo como al encadenamiento de grandes e ingeniosas frases, así como generoso en otorgar a cada personaje su momento de lucimiento. Podríamos considerar desde ya la cena familiar, que dura 20 minutacos absolutamente fantásticos, como una de las escenas clave del año, al tiempo que deberíamos darle un Oscar a Meryl Streep cada año, lo siento si me pongo pesado, simplemente por existir. Es imposible verla en todo momento con otra cosa que no sea fascinación, recitando amargos monólogos, vapuleando verbalmente a su familia, buscándole las cosquillas a Julia Roberts... Como ya se ha dicho, un espectáculo continuo.
   Pese a todo, la mayor virtud de Agosto reside en lo divertida que resulta, y en última instancia eso es lo que queda. Podríamos atinar a considerarlo un hándicap, creo, en cuanto a que Tracy Letts pienso que pretendía hacer otra cosa además de divertirnos. Quizá, emocionarnos, hacernos sentir mal, reflexionar sobre el sentido de la familia (algo que llega a rozar con el sublime diálogo que mantienen las tres hermanas protagonistas)... que sé yo. Agosto, sin embargo, no pasa simplemente de "estar bien", y su tan alabado guión de hecho atesora un par de fallos no demasiado graves pero que no contribuyen a dejar un poso más o menos memorable en el público. Me refiero a los momentos indiscutiblemente "culebroneros" que se empiezan a dar cerca del final, cuando salen a flote los secretos más horribles e incómodos y que al menos tienen la decencia de ser llevados con mucho humor negro y un distanciamiento que no acertaría a calificar de buscado pero sí de conseguido (en el sentido de llegar a pensar "en esta familia están todos como putas cabras", y relajarte desde entonces). Tampoco resulta muy cómodo el hecho de que la mayoría de las mujeres de la familia protagonista sean todas unas víboras, y los hombres, por el contrario, simples pasmarotes henchidos de nobleza y buenas intenciones. Eso no es políticamente correcto, señor Letts.

"Esto va de una madre y una hija que van montadas en un coche. ¿Quién conduce?... ¡LA GRÚA! Jejejejejsoy un reputado dramaturgo"

  En resumidas cuentas, la película acaba pasando por un conseguido y animado festival de ver quién la suelta más gorda, mientras poco a poco se revela como un mero pasatiempo, a la hora de la verdad, bastante olvidable. Le falta algo, y yo seré más justo y le echaré las culpas exclusivamente al señor Letts, mientras se la recomiendo aún así a todas las familias, numerosas o no, que durante una aburrida velada quieran reírse un poco en agradable compañía viendo a los protagonistas de Agosto, mientras se encogen de hombros y piensan que oye, pues podríamos estar peor.
   PS: Han sido los Globos de Oro, ha ganado 12 años de esclavitud y otras películas que no he tenido oportunidad de ver por lo que no me merecen más que indiferencia, así que sólo quería compartir con vosotros esta imagen de la post ceremonia. Los motivos son obvios.

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Ojalá viviera en esta foto

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