lunes, 7 de abril de 2014

Inside Greta Gerwig


Prosiguiendo con esta nueva etapa de mi vida en la que sólo voy al cine a ver mierdas intelectualoides (acéptese mierda en el sentido más grato y menos siniestro de la expresión), os plantaré ahora, si hay alguien ahí y no me planto yo solo, mi crítica de una película llamada Frances Ha, de la que igual pocos habrán oído hablar, y a muchos menos les interesará lo que pueda decir sobre ella.
   Como resultaba inevitable, Woody Allen, el intelectual urbanita por excelencia, se acabó marchitando, agotó todo su flujo creativo y comenzó a vivir de las rentas y de la actualidad que le proporcionaba la payasa de Mia Farrow (amén de los nuevos matchpoints, claro). Y, como resultaba inevitable también, surgieron personajes que quisieron recoger el testigo, dándose mucha importancia y abanderando la "nueva comedia americana" (he leído que lo llaman así, lo juro). Porque modernillos, los ha habido y los habrá siempre. Y gente (poca, por fortuna, de lo contrario el concepto perdería su esencia) dispuesta a ver sus cosas y a amarlas, también.
   Hablo de Lena Dunham, sobre todo, esa señora que cuenta con todos mis respetos (sólo me revienta que por "transgresión" entienda salir en unas desastradas pelotillas cada diez minutos como promedio de un capítulo de Girls), pero en esto, y muy al hilo, también podría hablar de Noah Baumbach, el máximo impulsor del neoallenismo (me niego a emplear la soplaflautez esa del "mumblecore", que parece el nombre de un género musical electrónico y horrible). Del director de Frances Ha, vaya. Pero, sobre todo, podría hablar de una chica llamada Greta Gerwig.

La foto no será muy buena, pero yo qué sé, al menos aparece vestida

   Sin la cual, por cierto, Frances Ha no sería nada. Ni tampoco el mumblecore ése, del cual la proclaman musa (¿por qué sé estas cosas?, ¿por qué no dedico mi tiempo libre a algo más provechoso como, qué sé yo, reciclar?). Esta rubia desgarbada, amiguísima de, precisamente, Lena Dunham (tiene que ser la leche irse de gintonics con esas dos locas del coño), y que pronto se dará a conocer al grueso de la población cuando protagonice Cómo conocí a vuestro padre, focaliza el contenido del film desde el mismo título, y no sólo sale viva del empeño, sino que además dota a la enésima (y, siendo objetivos, bastante floja) película de jóvenes desorientados de una entidad propia y recordable. Su actuación extremadamente natural, sus bailes ridículos y, sobre todo, su peculiar belleza (es de esas tías monas-pero-no-demasiado que te podrías ligar con mucho alcohol y muchas referencias literarias de tu invención en cualquier bar de mierda... tipología de belleza a reivindicar, si me apuráis) suponen lo mejor de Frances Ha, una obra que parece aspirar a ser la nunca vista mezcla de un capítulo de Girls extendido (sin llegar a alcanzar ni por asomo la genuina mala leche de esta serie) con un Manhattan adaptado a las nuevas generaciones (incluso sale la hija de Meryl Streep, que es actriz también y está casi tan follable como su madre). Muchas aspiraciones, como digo, para al final sólo quedarse en una especie de A propósito de Llewyn Davisdescafeinado.

El mumblecore de los cojones en su máxima expresión (sí, yo tampoco sé exactamente lo que es, y puede que no quiera saberlo nunca)

   Pese a todo, Frances Ha es de esas películas cuya mayor baza reside en lo cercano de su historia, y en esta ocasión la juega tan bien que es difícil no sentirse identificado de algún modo con el personaje de Greta Gerwig, la cual, con empeñarse en decir con una ternura indescriptible que "sólo tiene 27 años" y con querer pese a todo a su muy mejor amiga Sophie, ya nos tiene ganados. Además sale Adam Driver, que siempre es un plus, haciendo del típico tío que dice mucho la palabra "vintage". Y suena Modern Love de David Bowie ambientando la escena más potencialmente icónica de la peli (al igual que hacía su Heroes en esa gran chufa llamada Las ventajas de ser un marginado; cuidao lo que les gusta este señor a los modernillos). Qué diantre, la peli me ha gustado.
   Son ochenta y pico minutos que suenan a bendición comparados con los ochenta y pico minutos que duraba Enemy, ochenta y pico minutos de referencias a Proust, Mattisse y otros agradables compadritos, y con alguna que otra escena o frase muy ocurrente. Cuenta algo bastante jodido, pero siempre con mucho optimismo y energía, y eso es digno de encomio. La dirección de Noah Baumbach, por su parte, es muy  informal y cool también, con un toque a lo nouvelle vague (o eso he leído; como no me llegó a entrar sueño en ningún momento la verdad es que disiento cortésmente). Y, sobre todo, está Greta, vuestra nueva chica favorita. La manic pixie no sé qué hostias girl definitiva, la que os utilizará y volverá locos y arrancará el corazón para comérselo como hacen todas, pero esta vez en un glamouroso blanco y negro. Todo ventajas.

¿No es tremendamente achuchable?

   Recomendada para absolutamente todos los modernillos que se precien (o desprecien) de serlo, y en especial para aquéllos a los que le gustó el final de Cómo conocí a vuestra madre y están dispuestos a ver Cómo conocí a vuestro padre. Porque la vida puede ser maravillosa, pero casi nunca lo es. Y tal.

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