lunes, 4 de mayo de 2015

"Chewie, hemos vuelto"

Aunque parezca mentira, he seguido viendo películas después de Birdman o (lo que me jodió perder la quiniela de los Oscars pensando que al final ganaría Boyhood), y, más grave aún, las he visto muy buenas, bastante mejores que la que finalmente ha sido elegida para abanderar mi vuelta a las andadas tras esos meses que se os habrán hecho tan largos, queridísimos y anónimos lectores. En esto podría hablaros de Whiplash, que es tan genial que ni yo mismo me la creo aún, de Kingsman, que es la caña despojada de cualquier atisbo de trascendencia, o de, por ejemplo, Selma, que ni siquiera recuerdo si llegué a ver entera. Pero no. Hoy he venido a hablaros de Los Vengadores. La era de Ultrón, que se ha tenido que conformar con ser el segundo mejor estreno de la historia cinematográfica justo después de, sí, Los Vengadores. Parte I. Lo cual es, cuanto menos, hilarante.

Encuentra a Wally y sácalo de aquí, por el amor de Dios

   Hace ya sus añitos que en estas mismas páginas, o lo que sean, descargué todo mi fervor frikinfantil al hilo de la primera ocasión que tuvo Marvel de epatarnos con el mayor número de espantajomanes vistos nunca en pantalla. Observo ahora esas mismas páginas, o lo que sean, con nostalgia envenenada, con una tibia impaciencia por lo ingenuo de mi yo de tres años menos, que decía lo de que las palomitas nunca habían sabido tan bien como entonces (lo que se dice un cínico de los símiles; las palomitas como mejor saben es choriceándoselas al de al lado, y eso lo sé ahora y lo sabía entonces), que elucubraba sobre aparatosas regresiones a la infancia, y que se metía con mucho estilo con Ojo de Halcón por ser tan francamente irrelevante. Ahora todo ha cambiado. Sigo atiborrándome a palomitas sin gastar un duro y perdiendo amistades por el camino, sí, pero ya no es lo mismo; no ha habido más regresiones a la infancia, sólo mucho ceño fruncido y varios comentarios impertinentes sobre lo fútil de todo; y, por si fuera poco, de repente Ojo de Halcón no está tan mal. ¿Qué carallo ha pasado?
   Pues, en resumidas cuentas, que Marvel se ha pasado de lista. Ya el verano pasado nos la coló con Guardianes de la Galaxia, ese juguete que, pese a ser un entretenimiento tan al uso como cualquier de los otros (sub)productos lanzados, contó con un inaudito beneplácito crítico y pop, como si en la trayectoria del cine de entretenimiento nunca se hubieran dado cosas como La Guerra de las Galaxias, Harrison Ford, Quentin Tarantino o animales parlantes. Pues no eh. Guardianes de la Galaxia no podía molar más, y yo no tenía más remedio que sentirme un amargado por no sintonizar con ese argumento que hablaba de... de... unas gemas de no sé qué... del tío ese del trono que asoma la jeta en todas y nunca hace nada... de... mira, en serio, ¿alguien se acuerda? Porque según los señores de Marvel deberíamos; porque la compañía se ha montado tal embolao que como nos perdamos una sola de las obras protagonizada por los héroes que los vacíos legales les permiten utilizar (sólo la Patrulla X y los Cuatro Fantásticos resisten actualmente al invasor), no nos vamos a enterar de una mierda, en ninguna. Así que sí, amigos, vais a tener que veros las pelis del Capitán América. ¿Son unos desalmados o no son unos desalmados?

-"¡Pues El primer vengador la va a ver tu puta madre!"
-"¡Yo soy Grooooooot!"

   Durante los primeros minutos de La era de Ultrón un servidor estaba totalmente perdido, lo cual no dejaba de tener su gracia, hasta cierto punto. Los Vengadores repartían estopa desde el principio en uno de esos pueblos de Europa del Este que a lo mejor gana Eurovisión este año, buscando a un tal Barón Stroker que comandaba una cosa llamada H.Y.D.R.A. (por lo cual cuidado eh, que comanda H.Y.D.R.A.) y que pretendía dominar el mundo/universo/variantes utilizando el bastón de Loki (que no, no aparece, qué le vamos a hacer). Contaba entre sus secuaces con la Bruja Escarlata (escandalosamente follable) y con Mercurio, el mismo runner pijo de X-Men. Días del Futuro Pasado que ahora no era un mutante por cierto, sino un "mejorado", y tampoco decían en ningún momento que se llamara Mercurio. En fin. Mucha acción, Iron Man burlándose del Capitán América, Scarlett Johansson continuando con prácticamente lo único que ha hecho en toda su carrera (esto es, lucir palmito), Hulk hulkeando, Thor poniendo miradas valerosas intentando que alguien lo adopte, Ojo de Halcón resignándose a ser un segundón... Todo muy distraído de ver, como en la entrega anterior. En éstas, qué más da que no sepamos que, un momento, ¿S.H.I.E.L.D. ya no existe? ¿No habían hecho una jodida serie llamada así que seguía los sucesos de Los Vengadores? Ahora va a resultar que las tramas de Marvel son más difíciles de entender que, qué sé yo, el final de Interstellar.
   Insisto en que de momento eso no importa, ya que hay sopapos suficientes como para mantenernos con la guardia baja. Lo malo es que La era de Ultrón va a seguir así durante las dos horas y pico que tiene por delante, y eso son muchas horas y muchos agujeros de guión, que no podremos justificar simplemente con lo de que no somos lo suficientemente frikis. No. Digámoslo de una vez. La era de Ultrón es un desastre narrativo de primer orden, incapaz de funcionar nunca a nivel global, sólo a chispazos, y que está tan obcecada en aglutinar tramas y sentar bases para secuelas, spin-offs y demás movidas que incluso por momentos se olvida de lo más, y acaso lo único, imprescindible; divertir. Esto ocurre por, aparte de lo reseñado, empeñarse en ser más seria y compleja que su glorioso precedente, y en, supuestamente, profundizar más en las psiques de sus protagonistas. Hay veces que le sale bien, forzoso es admitirlo: Ojo de Halcón, como ya comentábamos, tiene una subtrama más que digna; llegamos a encariñarnos de la Viuda Negra; e Iron Man sigue interpretado por Robert Downey Jr. Pero, en el otro lado, tenemos a un Hulk insultantemente blando e incoherente, a un Thor y a un Capitán América en su línea (de donde no hay no se puede sacar, me diréis, pero... me remito a Ojo de Halcón), y, sobre todo, a un villano catastrófico en todos los sentidos, el tal Ultrón. Un supuesto Tony Stark robótico y con malas pulgas que nadie entiende cómo hace lo que hace, por qué lo hace, o por qué a alguien habría de importarle. Y al que, para colmo, a mitad de la peli le sale un gemelo bonachón llamado La Visión (aunque nunca se pronuncie dicho nombre, total, los frikis ya saben perfectamente quién es, y los no iniciados con ver muchos colorines siempre se dan por satisfechos), que mola todo lo que podía molar siendo Paul Bettany y hablando con mucha serenidad. Ni más ni menos.

Hemos pasado de este galán a un chavalín que habla ruso y lo interpreta Kick-Ass. Ése es el nivel

  En pos de apoyar ésta mi tesis de que La era de Ultrón es un sindiós añadiríamos personajes que aparecen y desaparecen sin más de la historia (como ese Andy Serkis posGollum y posCésar al que le han endosado músculos y la voz de Bruce Willis en una idea que me mosquea ser el único que considera lamentable), tramas que no van a ningún lado (en apariencia, luego supongo que en la siguiente peli de MarveBASTA YA DE ESA MIERDA), soluciones anticlimáticas ("oye, que esto no es El Truño de Acero, tardemos cinco horas en desalojar una ciudad antes de lanzarnos al turrón"), una cantidad formidable de porquesíes (Thor separándose muy digno del grupo para darse un bañito y ver cosas que luego cuenta y nos quedamos igual; o ese desenlace tan espectacularmente falto de interés), carestía de ideas (hemos pasado de los Chiquirriquitines de la entrega anterior que sólo están para que los fostien a los hijitos de Ultrón, que están para lo mismo), o, finalmente, muertes que nos la traen floja (SPOILER: No os encariñéis con ninguno de los héroes con los que, bueno, en la puta vida os encariñaríais). No sólo es que La era de Ultrón sea manifiestamente inferior a la primera de Los Vengadores, sino que encima se queda a las puertas de ser una peli bastante mala, y es algo que llega a resultar bastante doloroso cuando te encuentras con una escena tan espléndida como la ineludible trifulca entre Iron Man y Hulk. Por esos diez minutos, inocentes, chabacanos, espectaculares, vale realmente la pena pagar la entrada, e incluso soportar la insufrible acumulación de despropósitos que la circundan.

Éste sí que es el Combate del Siglo, y no la chufa del Pacquiao vs Merryweather
(NOTA: Esta referencia ya no podrá ser pillada por nadie en el transcurso de exactamente dos semanas)

   Al fin y al cabo, La era de Ultrón tiene encanto de sobra para no aburrir en ningún momento, y siempre resultar atractiva y estimulante. No deja de ser desde su concepción una party hard de diálogos chulescos, explosiones, chistacos, CGI, tías buenas, diálogos de científicos escritos juntando palabras guachis al azar, y cosas agüesomes en general; y mentiría si dijera que no me lo pasé moderadamente bien viéndola. Sin embargo, cuando ni las escenas de acción están bien montadas (es raro que en cada una de ellas no te preguntes durante un tiempo prolongado dónde está algún Vengador, si se supone que habían venido todos en comandita), ya es indudable que algo marcha muy mal.
   Imprescindible, por lo demás, verla en el cine. No por nada, sino porque entre los trailers previos a la proyección es muy probable que figure el segundo de Star Wars. El despertar de la Fuerza. Según éste llegó a su término, según la fanfarria de John Williams fue apagando ecos en mi cabeza, algo me dijo que ya podía darme el piro.

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