miércoles, 15 de julio de 2015

El efecto 2000


Resultan llamativos, en el año de retorno de Parque Jurásico (1993), Terminator (1984) y La Guerra de las Galaxias (1977), el desprecio o indolencia que a todos parece inspirarnos los 2000's; bien sea porque no ha habido tan buenas películas, bien sea porque nos hemos negado a verlas, es vicio común echar la vista atrás y recordar con un romanticismo que yo calificaría como cínico experiencias que nunca llegamos a tener, o que tampoco nos parecieron para tanto en su momento. Esto es, uno no vivió los 70, los 80 o los 90 sabiendo que vivía en la más chachi de las épocas, sino que los vivió a secas, vamos, como pudo, sin la vista puesta en ninguna década precedente porque no podía y tampoco le habría visto utilidad de poder. La gilipollez y cursilería del ser humano, en efecto, sobrevienen con la edad, y la única y verdadera virtud con la que cuenta la nostalgia es lo furibundamente que puedes disfrutar revisitando una película (Gremlins, Los Goonies, Tras el corazón verde, sí, casi cualquier film de los 80) que te horrorizaría de ser estrenada ahora. Sin contar, claro, con lo asquerosamente rico que te puede hacer. 
   Jurassic World ha batido todos los récords que se ha propuesto batir gracias exclusivamente a haber comprendido la naturaleza más íntima y profunda de la nostalgia, basando en ella la totalidad de su producción y sus posibilidades. Y yo que me alegro, eh, no pude pasármelo mejor en el cine, pero también sería interesante pensar hasta dónde llegan dichas posibilidades; ¿seguirá valiendo el ingrediente nostálgico para las secuelas que ya se vislumbran? Puede, claro, porque en Jurassic World hay dinosaurios. Lo que es Terminator, bueno... lo tiene algo más difícil. Y, de hecho, los críticos no han aguantado ni un asalto y no han perdido tiempo en poner a caer de un burro a la quinta parte, subtitulada con mucho cuajo Génesis. Una vez vista, la única razón que se me ocurre para tal inquina es que la primera de Terminator nunca fue de sus pelis favoritas de la infancia. Quizá era demasiado pesimista, oscura y violenta, y los mariconcetes preferían ver El Secreto de la Pirámide. Además, la peli de James Cameron no tenía dinosaurios. Así no había manera.

La totalidad de la década de los 80, y parte del cine de J. J. Abrams, resumidos en una sola imagen

   Ojo, que para quien esto escribe Terminator tampoco fue nunca una de sus favoritas, en favor de Terminator 2. El Juicio Final, que con eso sí que era para fliparlo fino, con el Chuache, el pelo de Edward Furlong, Guns N Roses, la acción, los efectos digitales (que, en efecto, hasta ahora sólo han podido ser igualados), y esa escena final en franca y celestial combinación de lo emotivo, lo épico y lo JODER ESTO FUNDE. Pero sí, quien esto escribe guarda por tanto un gran recuerdo de los cyborgs que viajan al pasado para complicarse (y justificarse) la existencia, y por tanto era un espectador potencialmente impresionable y poco exigente. En otras palabras, el target elemental de la nueva propuestaY sí, resulta que Terminator Génesis TAMBIÉN es la polla. Que no os engañen.
   Porque la película que ha dirigido Alan Taylor (primera y última vez que mencionaré su nombre) funciona a todos los niveles, y ni siquiera te exige, como hacía Jurassic World, que sus precedentes sean piezas clave de tu infancia cinematográfica: tan sólo has de haber visto las dos primeras y haberte percatado de lo buenas que son (la primera en concreto, vista en retrospectiva, es posiblemente el filme más inteligente y fascinante de la década de los 80). Sí, si quieres también puedes haber visto la tercera (que ya que pasamos por aquí, NO, no era tan infumable), y la cuarta (que ya que pasamos por aquí, SÍ, sí era tan infumable), pero como parece que ésas no las han visto ni los guionistas pues tampoco vamos a insistir más. Decía que es una peli correctísima, tan funcional como el T-1000 más moldeable que se nos antoje, divertidísima, entretenidísima, y tan desvergonzadamente calculada como, aún volveremos más veces a ella, Jurassic World. Los responsables adelantaban que Terminator Genisys sería a la vez una secuela, una precuela y un reboot, y aunque la idea pueda parecer una gilipollez (y, en efecto, serlo), el resultado cuenta con tantos guiños y referencias que sólo parece justificado por ellos, y es impecable. Dentro de que, claro, nada tenga demasiado sentido en él.

Venga en serio, si no os reísteis con esto necesitáis reparar urgentemente vuestro sentido del humor

   No me liaré aquí, como hizo el desastroso trailer, a hacer spoilers (no por arruinar la película, sino por dejar que os descojonéis vírgenes), pero los guionistas han seguido aquí un método de trabajo exclusivamente limitado al "a ver quién la suelta más gorda". En serio. Génesis es un completo y total despiporre, que casi pasaría por parodia (los chistes, esta vez, son demasiados), de no conservar la capacidad para emocionarnos prácticamente intacta. Sarah Connor, John Connor, Kyle Reese, Skynet y, pardiez, el Chuache, son todos una familia, que nos anima a unirnos a ella durante un par de horas que se pasan más a gusto que en brazos. Eso sí, le han cambiado la cara a la mayoría, y si bien Emilia Clarke se salva un poco, lo de Jai Courtney como Kyle Reese es bastante vergonzoso. Nos han cambiado al actor de la primera del cual paso de buscar el nombre en FilmAffinity (pero que lo hacía genial) por el chulopiscinas que decía ser el hijo de John McClane, sin que nadie se lo creyera, en esa bazofia inmunda que es La Jungla 5. Pero qué es esto por favor. ¿Acaso sigue habiendo gimnasios, esteroides y runners en el futuro distópico post-Juicio Final? Ya podían haberse esmerado más las máquinas en destruirnos, coño.
   El reparto no está especialmente acertado, como vemos, porque además han cambiado a Robert Patrick por un chino de obsolescencia programada y han puesto a J. K. Simmons haciendo de pringao, cosa que no tiene perdón de Dios, aunque a quién le importan estas chuminadas si está el Chuache. Ya no lo dobla Constantino Romero, está bastante perjudicado y no puede condenar a nadie a la silla eléctrica, pero sigue en forma. Incluso aunque hayan rebajado bastante su componente amenazador (en favor del emocional, siguiendo la estela de Terminator 2), y el carroza confunda a menudo el carisma con cachondearse de sí mismo continuamente, el Chuache sigue siendo el Chuache, y nadie lleva la recortada como él. Siguiendo con las analogías con Jurassic World, el T-800 es el Tiranosaurio Rex que, cómo no, siempre vuelve. Y siempre es magnífico.

Llegado un momento meten a un Chuache jovencito hecho por CGI. Aunque no os lo creáis, cuela

   En cuanto a otro componente vital como es la acción, la verdad es que la peli también cojea bastante. Hay muchísimos tiros, y hostias, y coches destrozados, pero ciertamente carece de una set pièce memorable como el tiroteo en la comisaría de la primera, la persecución en el canal de la segunda, o la escena con la grúa de la tercera, mientras que, sin embargo, su prólogo ambientado en el futuro chungo merece muchísimo más la pena que todo Terminator Salvation. Han escatimado también bastante con la violencia, no habiendo ni una sola gota de sangre en todo el metraje (éstos son los 2000's, amigos), y la traca final queda en verdad muy descafeinada, cuando la puesta en escena (mediocre a todas luces... exactamente igual que Jurassic World) demuestra definitivamente no dar más de sí. 
   Y con esto se acabaron los defectos. Porque a ver si lo entendéis, si lo entienden los críticos, que dan igual. Que esta peli es la bomba. Que lo único que os ha de importar es lo mucho que os vais a reír, lo mucho que os vais a marear intentando poner orden en todo el caos espaciotemporal que se montan (a raíz del cual diría que el guión es un churro si no fuera porque es muy posible que esté escrito así adrede), y lo mucho que lo vais a flipar con, sobre todo, la primera media hora de proyección, que es como el clímax de Regreso al Futuro 2 con más palos y robots pero hecha con el mismo sentido del humor, y por tanto modélica en todos los sentidos. Los arranques de la saga siempre suelen ser apoteósicos, y Génesis, tan autoconsciente, tan posmoderna, no iba a ser una excepción. 

"No... definitivamente éste no es mi jodido tiempo"

   Por otro lado, la propia mitología de la saga, al ser examinada y estudiada concienzudamente para agradar a todo el mundo sin contar con una sola idea original, logra momentos potentísimos, como Sarah Connor adoctrinando a cierto niño importante del futuro, Kyle Reese intercambiando pullas con el mismísimo Skynet (aquí incluso cabe un poco de filosofía de la de los veinte duros), el hilarante segmento en la comisaría, la utilización del Sheena is a Punk Rocker (sensacional dentro de su inherente WTF), o, sobre todo, la escena que sitúa a Jai Courtney y Emilia Clarke juntos, temblando y en pelota picada en medio de la autopista. Este momento en concreto está hasta bien dirigido y resulta sublime, íntimo y poético, y no sólo porque a Daenerys casi se le vean las glándulas.
   Así que ya estáis moviendo el culo para ir a verla, siempre y cuando al final salgáis de la sala reivindicando la primera y la segunda como grandísimas películas y repitiendo cansinamente (por cada vez que lo hagáis os saldrá una cana, pero eso os dará igual porque el Chuache tiene muchas), que nunca hubo ni habrá nada como los 80/90. Exactamente igual que haréis cuando veáis El despertar de la Fuerza, aunque en los 70 a lo mejor vuestro padre no hubiera pasado ni por la pubertad. La verdad es que está siendo un año cojonudo.

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